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La gastronomía de la ciudad es una composición de los diferentes platos típicos de la gastronomía provincial, adaptada al frío clima provincia mediante platos energéticamente ricos que permitían afrontar las tareas cotidianas durante los fríos inviernos leoneses. El embutido es pieza clave en este aspecto, por lo que en la ciudad de León se pueden saborear productos como la cecina de León, la morcilla de León, el chorizo de León y el Botillo del Bierzo, entre otros. Platos de mayor consistencia como el cocido Maragato, la sopa de trucha, la trucha frita y fría y el lechazo asado también son muy relevantes en la gastronomía de la ciudad, compendio de la presente en el resto de la provincia. Todo ello sin olvidar los platos de legumbres y hortalizas provenientes de las huertas leonesas, tales como las alubias de La Bañeza, pimientos de El Bierzo y de Fresno de la Vega y puerros de Sahagún. Las tapas son sin lugar a duda el mayor exponente de la gastronomía de la ciudad. Las tapas pueden ser de todo tipo, desde guisos y platos calientes pasando por fritos, arroces hasta la más ligera de platos fríos y sencillos. Una peculiaridad de la tapa leonesa es que se sirve gratuitamente junto a la bebida en cualquier bar de la ciudad, aunque sin duda el lugar donde el tapeo alcanza su máximo esplendor es en el Barrio Húmedo, donde la concentración de bares y el esmero de los propietarios de los mismos a la hora de preparar las tapas ha propiciado el ambiente idóneo para el tapeo. En cuanto a la repostería sobresalen las Mantecadas de Astorga, los Lazos de San Guillermo de Cistierna, los Imperiales de La Bañeza, los Nicanores de Boñar y las Rosquillas de San Froilán. |