Historia Lugo

Lugo se fundó como un campamento romano al mando de Cayo Antistio Veto, probablemente en el lugar de un antiguo castro,en una campaña con la finalidad de anexionar al Imperio romano el noroeste peninsular en la época de Augusto, alrededor del año 25 a. C. Así, en nombre del emperador, Paulo Fabio Máximo funda Lucus Augusti sobre este campamento militar, y a partir del año 50 se inicia la expansión de la ciudad, con el asentamiento de población indígena de los castros próximos.

En el siglo III la ciudad fue la capital de conventus lucensis, una de las tres entidades administrativas en que estaba dividida Gallaecia. Entre los años 260 y 325, en los inicios del Bajo Imperio romano, la ciudad se rodea de una muralla. Esta muralla, de 2266 m de circunferencia y declarada bien Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000, es la única fortificación romana en el mundo que conserva íntegro todo su perímetro en la actualidad, y rodea el centro de la ciudad, la catedral, el museo provincial, la casa consistorial y otros edificios de interés.

Tras la llegada y la toma de la ciudad por parte de los suevos en el 460, tuvo lugar el Concilio de Lugo, en el que se elevó a la iglesia lucense a sede metropolitana, pasando a depender de ella los obispos de Astorga, Britonia, Iria Flavia, Orense y Tuy. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la Iglesia católica, sufragánea de la archidiócesis de Braga, que comprendía la antigua provincia romana de Gallaecia en la diócesis de Hispania.

En el 714 llegan a Lugo los musulmanes, y en el año 741 Alfonso I ocupa, sin resistencia, la ciudad. En el siglo VIII la ciudad era lugar de paso de las peregrinaciones a Santiago de Compostela y era cabeza de etapa de la llamada «Ruta Primitiva» del Camino de Santiago, y durante la Edad Media fue también un centro de peregrinación.

Durante la Edad Moderna la ciudad experimentó un cierto auge, aunque otras ciudades próximas como Mondoñedo o Ribadeo le disputaban la supremacía, por la importancia comercial de la primera y la pujanza industrial de la segunda.