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La historia de Santiago de Compostela se remonta a la prehistoria, la cultura castreña, la llegada de los romanos y, como punto de inflexión, el encuentro del supuesto enterramiento del Apóstol Santiago. A partir de ese momento la ciudad se conformará en torno al centro de poder representado por el arzobispo de Santiago y su representación física, la catedral. El Camino de Santiago marcó desde entonces el devenir de la ciudad.
El año 1075 el obispo Diego Peláez dio comienzo a la construcción de la catedral románica. El aumento del peregrinaje hace de Compostela un lugar de referencia religiosa en Europa, lo que aumenta su importancia, y la ciudad se ve recompensada también políticamente al alcanzar, en la época del arzobispo Diego Gelmírez, la categoría de metropolitana para la iglesia compostelana (1120) mediante la bula papal "Omnipotentes Dispositione" otorgada por el papa Calixto II, que consistía en el traslado provisional de la silla metropolitana de Mérida hasta Santiago de Compostela al estar la primera bajo dominio musulmán. Santiago fue sede de la Real Audiencia del Reino de Galicia desde 1508, pero la presión eclesiástica hizo que se trasladara a La Coruña en 1578. Las reformas del poder monacal marcaron el renacimiento del monasterio de San Martin Pinario y el monasterio de San Pelayo de Antealtares, lo que contribuyó a dar ocasión a una intensa actividad constructiva. |