Cultura León

 

Museo de León

El Museo de León es el más antiguo de la provincia y está dedicado a narrar su historia a través de la Arqueología, el Arte y la Etnografía. Inaugurado en 1869, aunque fundado a partir de la actividad de la Comisión Provincial de Monumentos de León en el contexto de la Desamortización decimonónica, desde 2007 se encuentra ubicado en el conocido como Edificio Pallarés, en el centro de la Ciudad. Asimismo, cuenta con dos anexos: la Villa romana de Navatejera, en el vecino municipio de Villaquilambre, y el antiguo convento de San Marcos, en la misma capital, que es asimismo la "sede histórica" del Museo.

Museo de la Real Colegiata de San Isidoro

El Museo de la Real Colegiata de San Isidoro se destaca por el Panteón de los Reyes, el cual es denominado Capilla Sixtina del Románico por sus elaborados frescos. Otras piezas relevantes son la arqueta de San Isidoro, el cáliz de doña Urraca, del siglo XI, la Arqueta de los Marfiles y el Portapaz del Pantocrator, del mismo siglo, y la Arqueta de Limoges, entre otros.


Museo Catedralicio Diocesano de León

Fue inaugurado el año 1981 y es el resultado de la fusión del antiguo museo catedralicio con el diocesano. Este último había sido creado por el obispo Almarcha el año 1945, aunque el mayor incremento de sus fondos se realizó a partir de la década de 1960.

En la actualidad constituye un conjunto único en su género, albergando piezas de todas las etapas de la historia del arte, desde la prehistoria hasta el siglo XX, todas ellas repartidas en diecisiete salas, en el entorno del claustro catedralicio. Se accede a él por una hermosa puerta de nogal, que según el profesor Merino Rubio, había sido hecha para la librería por Juan de Quirós, antes del año 1513; en su tímpano se narra la escena de la Anunciación, plenamente flamenca, sobre un espacio con arquerías góticas.

En la primera estancia se nos muestra la escalera plateresca de Juan de Badajoz el Mozo, que facilitaba la subida a la sala capitular. El soporte de sus tres cuerpos está profusamente decorado con labores menudas de bueráneos, "candelieri", medallones y otros temas del mejor Renacimiento. Se buscó como pretexto para colocar el escudo del obispo mecenas, Pedro Manuel, la pequeña tribuna que resalta sobre la balaustrada.